miércoles, 24 de marzo de 2010

La experiencia de la cruzada
no la puedo describir con palabras

Nota enviada por Pedro Meza
Yo era estudiante de la UNAN León, cuando nos invitaron a participar en una acción que no conocía... me dijeron que al llegar sabría de que se trataba... fue así que tomé mi mochila verde olivo y partí. Después de tanto revuelo llegué a un sitio llamado Amberes ubicado en Chinandega sobre la carretera hacia Corinto, ahí empezó todo.

Por un periodo de tal vez de dos semanas fuimos capacitados en distintos lugares del país 500 jóvenes, por lo que pertenezco al grupo de los 500, el fin fue convertirnos en multiplicadores de los conocimientos recibidos. Yo estaba entusiasmado con la idea de alfabetizar.

Salí con los nuevos conocimientos, mi cartilla y todo mi atuendo a León, un poco enfermo... como descanso fui a capacitar a maestros, directores de colegios, escuelas y estudiantes que zarparían para el terreno, estaba entusiasmado, lleno de alegría porque me sentía útil, era una oportunidad para la gente que no sabía leer ni escribir, en fin era mi idea de cómo la revolución retribuía el esfuerzo del pueblo.

Concluyendo en la Ciudad de León la tarea temporal, salí para San Nicolás de Cantarrana o de Oriente, ahí vi a Mercedes, Patricia, Francisco y otros que ya tenían listo mi sitio de trabajo, eran tres comunidades donde fui asignado como Asesor técnico; Las Tablas, La Sirena y Salmerón. En la Comarca Las Tablas encontré a José Barnet un Joven estadounidense religioso que sentía amor por su trabajo y la gente del lugar.

Desde mi llegada pude comunicarme con los chavalos porque yo tenía una edad similar a ellos además mi apariencia delgada y comportamiento me favorecía para compartir sus alegrías por el éxito diario, así como tristezas por los desaciertos y nostalgia del mundo familiar que habíamos dejado atrás.

Habían chavalos muy delicados, acostumbrados a facilidades materiales de traslado y otras que ahí no teníamos, yo era campeón en la planicie para caminar pero en esas lomas donde recorría a diario hasta 10 km en la montaña para llegar al pueblo me hacia sudar.

Estos viajes a las comarcas y visitas a los sitios donde los chavalos impartían las clases me permitían colaborar para dar respuesta a las dificultades que se presentaban, también disfrutaba del viaje, me gustaba sentir el olor del pino.

Desarrollé vínculos afectivos con muchas personas como Herminio, Nicasio, El abuelo Pablo Torres, la abuela y con estudiantes que jamás volví a ver. Mi mayor tristeza es saber que todos estos años no pude volver y no sé si les voy a encontrar.

El desenlace de esta historia fue cuando estaba en la comarca La Sirena pasó Francisco el compa de la Delegación y hablamos de cómo iban las cosas, yo expliqué de lo que no me gustaba y sobre que debíamos mejorar entre otras cosas que recuerdo, el me respondió que yo estaba quemándome que había oportunidad de una beca, pocas, a nivel nacional que llenara los papeles.
No lo pensé dos veces esta podría ser una oportunidad, ahí en la montaña marqué agronomía a Cuba, preparé mis papeles y 5 días antes de cerrar la cruzada salía para la isla con el corazón desecho por dejar a los chavalos que ahora eran como hermanos, mi nueva familia y a la otra de Chinandega de donde soy.

Desde Cuba vi la movilización del 23 de agosto, con nostalgia de no haber estado ahí, aun tengo ese sentimiento de haber perdido el momento. Lo bueno es que aproveché mi conocimiento obtenidos en la facultad de derecho sobre filosofía lo que me dio ventajas sobre otros compañeros. Me gradué en Cuba, y regresé con el sueño de hacer algo por mi país, aquí estoy aún soñando por ese mundo mejor, trabajando con personas del sector rural. He crecido como profesional, padre de familia y abuelo.

Después de 30 años yo solamente recuerdo a un muchacho brigadista llamado Marcos que creo es militar y a Milena una muchacha de Estelí ambos buenas personas, Si se da el reencuentro posiblemente los jóvenes con quienes trabajamos no me reconozcan... tal vez ellos y ellas no lleguen... o yo no recuerde a nadie... es posible que no existan... se que la guerra y la pobreza movió a mucha gente... Sin embargo estoy soñando con ese reencuentro.


1 comentario:

  1. Que buen relato, me trasladó a esa época que me tocó vivir en otro sitio de nicaragua.

    Es bueno que la gente que se involucró se reporte, me parece que estan haciendo un buen trabajo... posiblemente beneficie a los estudiantes de antropología y estudiosos de la historia de nicaragua.

    Virgilio Moreno-Chinadega

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